Siete horas no es una moda, sino una necesidad: ¿cuáles son los peligros de la privación crónica de sueño para la longevidad?

Estamos dispuestos a hacer mucho por una vida larga: nos agotamos con dietas, pasamos horas en el gimnasio, buscamos superalimentos y complejos vitamínicos.

Al mismo tiempo, durante años robamos horas al sueño nocturno, sin darnos cuenta de que este déficit puede aniquilar todos los demás esfuerzos más que la comida rápida y el trabajo sedentario juntos, informa el corresponsal de .

Un nuevo estudio de la Universidad de Oregón sitúa el sueño en un lugar especial en la jerarquía de la salud. Los científicos han confirmado que dormir regularmente menos de siete horas está directamente relacionado con una menor esperanza de vida. Su impacto en la longevidad fue incluso más significativo que la calidad de la dieta o el nivel de actividad física.

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Cada noche que duermes poco no es sólo fatiga bajo los ojos, sino una pequeña grieta en los cimientos de tu bienestar. Por la noche, el cerebro no descansa, sino que trabaja activamente: elimina los productos de desecho tóxicos acumulados durante el día.

Si esto no ocurre, con el tiempo pueden aparecer neuroinflamaciones y daños en las células cerebrales. Quienes viven con privación crónica de sueño durante años -médicos, pilotos, militares- corren especial riesgo.

Los científicos advierten de que tras 20 años con un horario así, un tercio de las personas activas pueden desarrollar demencia. El cerebro simplemente no puede hacer frente a la intoxicación constante y sus recursos cognitivos se agotan.

Dormir menos de seis horas no es vigor, sino un lento sabotaje del propio sistema nervioso. Las toxinas se acumulan, las conexiones neuronales se debilitan y la capacidad de concentrarse y recordar se desvanece con cada amanecer.

Puedes beber el café más caro, pero tu capacidad de atención será tan constante como el humo en el viento. Dicho esto, el sueño no es un estado pasivo, sino una serie de fases complejas, cada una de las cuales realiza su propio trabajo.

El sueño profundo es responsable de la recuperación física y la limpieza, mientras que la fase REM (movimiento ocular rápido) del sueño es fundamental para la consolidación de la memoria y la regulación emocional. Si te saltas una de ellas, te estás privando de parte de este ciclo curativo.

La falta de sueño también afecta a la salud física, ya que compromete la función cardiaca, vascular e inmunitaria. El organismo, privado de una recuperación completa, se vuelve más vulnerable a las enfermedades y más lento para afrontar el estrés. También aumenta el riesgo de accidentes debido a la lentitud de reacción.

Por tanto, siete horas no es un capricho, sino un mínimo fisiológico para un adulto. Hay que esforzarse no sólo por alcanzar este umbral, sino por lograr un sueño de calidad, sin interrupciones, en una habitación oscura y fresca. Tu almohada no es el enemigo de la productividad, sino tu aliado más fiable e infravalorado en la lucha por un futuro saludable.

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