La comida seca parece ser la panacea para el dueño ocupado: se conserva mucho tiempo, es fácil de dosificar y los fabricantes prometen una dieta equilibrada.
Sin embargo, esta dieta monótona crea un déficit crónico, casi imperceptible para nosotros, de humedad en el organismo del gato, según el corresponsal de .
Como resultado, la orina se vuelve más concentrada, creando las condiciones perfectas para que se formen cristales y arena en el tracto urinario. El problema es que los gatos, como descendientes de animales del desierto, tienen por naturaleza un escaso sentido de la sed.
Están acostumbrados a obtener el líquido necesario del cuerpo de la presa, que se compone de un 70-75% de agua. Los pellets secos no contienen más de un 10% de humedad y, para compensar la diferencia, el animal debe beber muy activamente, lo que en realidad casi nunca ocurre.
La historia de la chica es un buen ejemplo. Su gato llevaba muchos años comiendo sólo pellets secos premium y no tenía problemas, hasta que un día acudió a la clínica con obstrucción uretral.
El veterinario lo relacionó directamente con una deshidratación crónica debida a la dieta seca y a una ingesta insuficiente de agua. La situación requería no sólo un cambio de dieta, sino un tratamiento complejo.
Otro riesgo oculto es la elevada carga de carbohidratos. Incluso en los alimentos secos de buena calidad, el contenido de carbohidratos necesario para la formación de gránulos es significativamente mayor que en una dieta natural o en conservas húmedas.
Para los carnívoros obligados, cuyo metabolismo está sintonizado con las proteínas y las grasas, esto puede provocar el desarrollo de obesidad y diabetes de tipo 2 con el tiempo. El proceso de masticación también es diferente.
La masticación constante de pellets duros somete a los dientes y las encías a un estrés que, por un lado, puede retrasar la formación de placa y, por otro, puede contribuir a aumentar la abrasión del esmalte o los microtraumatismos, especialmente en animales con problemas dentales preexistentes.
No se trata de un mal absoluto, sino de un factor que debe controlarse. Muchos nutricionistas consideran que un enfoque combinado, o alimentación «mixta», es la solución óptima.
Esto implica, por ejemplo, dar comida húmeda o carne natural por la mañana para aportar humedad y comida seca por la noche para una sensación de saciedad duradera y un cepillado mecánico. La clave está en equilibrar y controlar la ingesta calórica diaria total.
Un requisito previo para cualquier dieta de comida seca es la estimulación de la bebida. Para ello, se utilizan fuentes especiales, se colocan varios cuencos con agua en distintos lugares del piso o se añade al agua algún caldo aromatizado sin sal.
Hacer que el gato beba más es una de las tareas más importantes de un propietario responsable que haya elegido este tipo de alimentación. Así pues, la comida seca no es una sentencia, sino una herramienta que debe utilizarse siendo consciente de todas las consecuencias y medidas adicionales.
Ignorar la necesidad de hidratación de un animal es un movimiento lento hacia problemas potenciales. La concienciación y las acciones activas de hidratación hacen que este cómodo formato pase de ser una amenaza potencial a formar parte de una dieta segura y variada.
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