Por qué un perro roba calcetines y esconde zapatillas: no es maldad, sino un intercambio lingüístico olvidado

El dueño está furioso, buscando un par que haga juego con su zapato, mientras que el perro mira inocentemente hacia otro lado, escondiendo el último calcetín robado detrás de su mejilla.

Este comportamiento rara vez es un acto de simple desobediencia o un deseo de molestar, informa .

La mayoría de las veces tiene su origen en antiguos instintos de acaparamiento de recursos y en una especie de interacción social dentro de la manada, que el perro traslada a su familia humana. Un objeto que huele mucho a su dueño – calcetines, zapatillas, guantes – es percibido por el perro como un artefacto valioso asociado al miembro más importante de su grupo.

Al llevarlo a su «madriguera» (debajo del sofá, en una canastilla), el animal puede estar intentando o bien rodearse de un olor familiar en tu ausencia, o bien acumular un suministro estratégico de «tú» para sentirse seguro. A veces, esto se convierte en un ritual para llamar la atención que se refuerza inadvertidamente.

El cachorro arrebató una zapatilla, echó a correr y el dueño salió corriendo en su persecución entre gritos y risas. Es un juego estupendo y divertido para el perro, que repetirá la acción la próxima vez para recibir otra dosis de socialización activa.

De este modo, nosotros mismos, sin quererlo, fomentamos comportamientos no deseados. El perro, un Zwergschnauzer, era un virtuoso en esto.

Nunca masticó los objetos robados, sino que lo puso todo ordenadamente en su cesta: calcetines, cepillo del pelo, mando a distancia del televisor. El cinólogo explicó que era su forma, al ser un perro «pastor» de origen, de reunir el «rebaño» -todos los objetos importantes, en su opinión- en un solo lugar para controlarlos y protegerlos.

Ese era su trabajo. Otra razón puede residir en el aburrimiento o la falta de ejercicio mental.

Un perro que se queda solo necesita algo que hacer, y el proceso de encontrar, capturar y transportar una «presa» es una forma estupenda de matar el tiempo y liberar energía. Esto es especialmente cierto en el caso de las razas de trabajo y caza, cuya inteligencia requiere una actividad constante.

La forma de combatirlo no es mediante el castigo, que sólo reforzará el vínculo sujeto-atención, sino cerrando la oportunidad y redirigiendo el instinto. En primer lugar, ponga las cosas fuera de su alcance, negando al perro el acceso al «juego».

En segundo lugar, ofrézcale alternativas legítimas y más interesantes: juguetes resistentes para el oportunismo, rompecabezas con una golosina para mover y resolver. Es fundamental proporcionar al perro suficiente ejercicio físico y mental antes de dejarlo solo.

Una mascota cansada tras un largo paseo con juegos y adiestramiento es más propensa a dormir que a buscar aventuras en el armario. Su necesidad de actividad ya se ha satisfecho y su energía se ha canalizado hacia búsquedas pacíficas.

Comprender los motivos convierte la irritación en curiosidad. Tu perro no es una plaga, sino una criatura que interactúa con el mundo a su manera, intentando superar el estrés de la soledad o simplemente invitándote a jugar en su propio idioma.

Ofreciéndole este lenguaje de forma aceptable, resolverás el problema del robo y descubrirás nuevas facetas de su inteligencia y afecto.

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