Nos esforzamos por conseguir un orden perfecto, segando cada rincón de la parcela hasta convertirlo en una alfombra de terciopelo.
Pero esta belleza estéril empobrece el ecosistema de tu jardín, privándolo de aliados vitales, informa .
El diente de león, el trébol y la milenrama que florecen en tu césped no son malas hierbas, sino pastos en toda regla para abejas, abejorros y mariposas. Si lo siegas todo, los polinizadores no tendrán nada que hacer en tu reino verde.
Las hierbas con flores también atraen a los insectos depredadores: mariquitas, crisopas, escarabajos. Son tu mejor ejército contra pulgones y orugas, trabajan gratis y las 24 horas del día.
Deja islas de hierba intacta en el perímetro de la parcela o bajo los árboles frutales. Unos pocos metros cuadrados bastan para crear una minirreserva de fauna beneficiosa.
Siega estas zonas de forma selectiva y por etapas, segando una zona mientras florece otra. Esta sencilla regla mantiene un ciclo continuo de floración y alimentación para los insectos durante todo el verano.
La hierba alta también da cobijo a lagartijas y erizos a los que no les importa comer babosas y larvas de plagas. El césped ideal para ellos es un desierto sin ningún lugar donde esconderse del sol y los depredadores.
Haz un experimento: designa una zona que no tocarás hasta mediados de verano. Observa qué tipo de vida atrae y te sorprenderá lo dinámico y autosuficiente que puede llegar a ser este rincón.
Un jardín tranquilo no es sólo la ausencia de ruido del cortacésped, sino también el zumbido de los insectos, el susurro de la hierba, un ecosistema lleno y rebosante de vida. El orden debe ser razonable, no total.
Lea también
- Cómo la piel de la patata engaña al cultivador de dacha: riesgos ocultos del abono más asequible
- Para qué se necesita realmente el ácido bórico en el huerto: no sólo para los ovarios

