El arroz es conocido como alimento básico de medio planeta, pero su capacidad para absorber la humedad se utiliza con éxito en situaciones muy alejadas de la cocina.
Se trata de un gel de sílice natural, asequible y muy eficaz, que puede salvar de estropearse equipos, documentos e incluso tus pares de zapatos favoritos en época de lluvias prolongadas, informa el corresponsal de .
Si se te cae accidentalmente el smartphone al agua o derramas té sobre él, límpialo inmediatamente, retira la tarjeta SIM y sumerge el aparato en un recipiente hondo, cubriéndolo completamente con arroz seco. Los granos extraerán la humedad restante de la carcasa mucho mejor que si el gadget está tirado sobre la mesa, lo que multiplica las posibilidades de que resucite.
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El mismo método funciona con otros aparatos electrónicos pequeños: auriculares, memorias USB, cámaras. Lo principal es actuar con rapidez y dejar el aparato en el arroz al menos un día, o mejor dos o tres.
El arroz que ha absorbido la humedad ya no sirve para comer, pero cumplirá perfectamente su misión de rescate, ahorrándote mucho más dinero del que cuesta un paquete de grañones. El arroz blanco puede verterse en una bolsa de tela y guardarse en el armario de la ropa blanca o en la maleta si se viaja a un clima húmedo.
Regulará de forma natural el microclima, absorberá el exceso de humedad y protegerá las cosas del desagradable olor a moho y humedad que tanto cuesta eliminar. La sal y el arroz son un dúo estupendo para limpiar candelabros estampados o jarrones de cobre y latón.
Mezcla el arroz con sal gruesa y zumo de limón hasta obtener una pasta espesa. Frota la mezcla sobre la superficie metálica, luego aclara con agua tibia y pule con un paño suave.
El arroz y la sal actuarán como un delicado abrasivo, y el ácido cítrico disolverá los óxidos. Incluso un termómetro de mercurio roto puede «recomponerse» con un trozo de papel y granos de arroz.
Las pequeñas bolas de mercurio ruedan fácilmente sobre el papel, y los granos dispersos ayudarán a recoger las partículas más microscópicas, difíciles de alcanzar. Por supuesto, el arroz, junto con el mercurio recogido, debe entregarse después a un servicio especial de eliminación.
El arroz como salvavidas es un ejemplo de cómo un producto básico puede convertirse en un elemento de seguridad estratégica para el hogar. No es una panacea, pero en una situación crítica puede ganar un tiempo valioso y reducir los daños. Mantener un paquete de arroz de grano largo barato en algún lugar cerca del botiquín no es una idea extraña.
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